El cadaver del siervo del imperio se desplomó inherte, tras ser aniquilado por una brutal ráfaga de blasters del escuadron de soldados comandados por Deklam.
Meses y meses de búsqueda habían tocado a su fin. En lo que parecia una misión fácil se estaba transformando en un incordio para Deklam y sus hombres. La pista les había conducido allí, al planeta Hoth, en el borde exterior, tras interrogar a un agente imperial de la banda en una escaramuza en la cual no tuvieron ni la más mínima oportunidad.
Hoth era un planeta completamente nevado, desolado, y que no tenía gobierno: el escondite perfecto. La guarida se encontraba en una cueva muy profunda en el norte del planeta, bastante bien escondida para un grupo de agentes imperiales.
Todo empezó cuando atacaron una base de la república en Voss, llevándose importantes suministros y matando a un importante cónsul de la República. Dek estaba alli, y juró venganza por la muerte de tantas vidas.
Deklam, veterano soldado de la República, se convirtió en heroe cuando ayudo a un grupo de Jedis a aniquilar un asalto Sith en el planeta Corelia. Con todo su grupo muerto, Dek aguantó su posición junto a un Guardian Jedi llamado Eandril, hasta que llegaron los refuerzos Jedi y decantar la balanza del lado de la república, en lo que hubiera sido un duro golpe del Imperio a un punto clave. Solo 5 personas sobrevivieron a ese asalto, y Dek fue el unico no Jedi en hacerlo.
Ahora su turno había llegado. Eligieron este día porque la banda al completo estaba reunida allí, con su líder Vak Grinner a la cabeza. No tenian escapatoria.
Hacía 45 minutos del inicio del asalto, y el grupo de Dek y sus hombres no habian sufrido baja alguna. Meses y meses de entrenamiento habían hecho de este grupo de soldados un mortal y coordinado equipo de asalto. Las bajas enemigas se contaban por decenas, puesto que sus débiles armaduras nada tenían que hacer contra los blasters pesados y granadas del comando de la república.
El punto de inflexión vino cuando llegaron a la gran sala al final de la cueva, donde estaba su líder..... y alguien más. Tapado con una capucha, Dek se estremeció al pensar en lo peor. Sus peores presagios se cumplieron cuando dicho ser dejó entrever su rostro: era Ithaerion Shay, Jedi renegado convertido al lado oscuro.
- Bien - pensó para sus adentros. -Mataremos dos pájaros de un tiro-
No hubo tiempo para presentaciones. El sith saco su sable de luz y entonces se produjo un combate encarnizado. Se producían bajas por ambos bandos de manera descontrolada. Por un lado, los Agentes Imperiales eran masacrados por el fuego de los blasters, por otro, el Sith iba aniquilando a quien salía a su encuentro.
No tardó la batalla a entrar en el punto definitivo. Dek, tras matar de un disparo en la cabeza al lider imperial, se encontró cara a cara con Ithaerion, ávido de más muertes y con el gesto desencajado por el frenesí de la batalla.
Solo quedaban cuatro de sus soldados frente a un Sith, y la cosa no pintaba bien. Notaba el miedo en ellos. Tenía que pensar en algo rápido o todos ellos morirían alli dentro.
Entonces se le ocurrió una idea. Mando a sus hombres envolver por los flancos al Sith, mientras le atacaban con sus pesados blasters. Esperaba que el Sith cometiese un fallo y fuera alcanzado por alguno de los disparos. No fue así.
Saltando con diversas piruetas, fue uno a uno aniquilando a sus soldados, mientras veia con estupor la cara de odio que mostraba el malvado Sith. Desesperadamente, cuando sólo uno de sus compañeros quedaba en pie, y viendo la poca efectividad del plan, optó por captar su atención.
Lanzó una granada que impacto en la espalda del Sith. Este, molesto por el impacto, le miró con cara de sorpresa y admiración y se dispuso a atacarlo con renovada furia.
Entonces fue cuando Deklam, usando su posición, disparó al techo, haciendo caer miles de piedras que hicieron perder la concentración del Sith, el cual estaba expuesto sin poder cubrirse.
Ithaerion fue rápido, pues consiguió esquivar todos los cascotes que se desprendieron del techo, pero no vio el blaster que seguidamente tenia en la cabeza, y que le atraveso el craneo de un disparo a quemarropa a escasos centrimetros.
Ya en el hospital de la nave, Deklam se sentía abatido por la cantidad de hombres que había perdido en esa misión, aun sabiendo que había sido un éxito total tras no sólo abatir al lider de la banda, si no también a un Sith. Todo ello significaba que los Sith eran los que habian proporcionado la información que usaron para atacar Corelia. Ya no les molestarian mas.
Fue entonces cuando vio un mensaje para él en la mesilla a su lado. Era de Thau, un smuggler que le ayudó en varias misiones críticas a lo largo de sus años como soldado. Tras leerlo detenidamente, llamó a la cabina de la nave:
- Pon rumbo inmediato a Nal Hutta.
- A sus ordenes comandante.
En la carta se podía leer:
- Deklam, leyenda vuelve, ya sabes donde encontrarme.